1/03/2006

Felipe Calderón: ¿Campeón defensor o retador?

La pregunta viene a cuento pues de ello depende la estrategia del michoacano. Cuando Calderón es señalado como el Campeón actual, suele ser en el contexto de una crítica. En ese escenario le son transferidos al panista todos los costos que sus opositores ven en la cuenta de Vicente Fox. Desde esta perspectiva, Felipe va a contracorriente por ser el candidato del continuismo, y poco podrá hacer en la elección pues cada propuesta que haga será confrontada con la gestión del primer gobierno panista que llegó al poder.

No obstante esta crítica – muy arraigada en algunos medios – lo cierto es que Calderón a veces juega, y lo hace bien, como el Campeón defensor. Contra lo dicho en diversos espacios que aseguran que el michoacano ha construido su capital político sobre la base de sus diferencias con Fox, la evidencia muestra que más que alejarse Calderón no ha hecho sino acercarse al foxismo. Lo vimos, por ejemplo, en el debate con Santiago Creel en donde el ahora candidato empezó reivindicando los logros del actual gobierno, en contraste con su principal opositor, empeñado en ese momento en demostrar su panismo.

A partir de ese momento el romance ha sido cada vez más evidente. Lo fue – y así se reconoció – con la llamada presidencial de felicitación y la visita a Los Pinos luego de su triunfo en la primera votación panista, y así lo ha sugerido Calderón en diversas entrevistas en las que se ha negado a romper con el foxismo. Quizá porque el candidato ha mirado a las encuestas que documentan la popularidad del Presidente. Pero también, porque ha entendido que la campaña del 2000 fue una campaña ganadora y esa experiencia, junto con la adquirida en el ejercicio de gobierno, bien le pueden servir al representante del PAN.

Por eso no sorprenden las primeras adhesiones importantes que ha tenido la candidatura del michoacano. Ahí está, por ejemplo, la incorporación de Francisco Ortíz – el encargado de las encuestas y la imagen en el 2000 – al equipo de Calderón, de la mano de otro destacado foxista que había desaparecido de la escena pública: el mexicano-americano Juan Hernández, ahora encargado de los vínculos entre el candidato del PAN y las comunidades mexicanas de los Estados Unidos.

Pero ninguna de estas incorporaciones es tan importante como la de Josefina Vázquez Mota, la todavía Secretaria de Desarrollo Social. Es cierto que la funcionaria – quizá la panista con más capital político en este momento por su relación tanto con los más ricos como con los más pobres – es una calderonista reconocida desde el tiempo en que los dos fueron diputados federales. Sin embargo, no podemos ignorar la cercanía de Vázquez Mota con el Presidente Fox. Se trata, sin duda, del puente más importante que tendrán ambos políticos durante los siguientes meses.

Lo curioso es que al mismo tiempo que Calderón actúa como el campeón defensor, también lo hace como el retador. Este recurso es fundamental pues le permite dos cosas: tomar distancia de ciertos temas del gobierno que le resultan incómodos (como los hijos de la Primera Dama), al tiempo que coloca a sus contendientes – Madrazo y López Obrador – como los representantes del viejo régimen que mantuvo a México en la pobreza. Al etiquetarlos como la encarnación del pasado político (Madrazo) y el pasado económico (AMLO), lo que intenta Calderón es motivar al voto del miedo a las prácticas del pasado, que se traduzca en un rechazo a esas opciones que termine por capitalizar en las urnas.

¿Podrá Felipe mantener los dos roles durante la campaña? ¿Tendrá la capacidad de jugar con la libertad que tienen los opositores, al tiempo que capitalice las simpatías que mantiene el foxismo? Estas serán algunas de las respuestas claves que definirán el futuro de la elección. Ya veremos cómo le va.