3/31/2006

Nubarrones en el horizonte

Detesto tanto a los apocalípticos que creo que me estoy convirtiendo en uno de ellos. Y es que me siguen preocupando las señales de intolerancia. La amenaza de bomba a la sede del PAN, la agresión a Diego Fernández, el enfrentamiento de mineros con panistas en Zacatecas, las acusaciones contra integrantes de La Crónica, ahora señalados por grupos de izquierda como "agente de la CIA", el festejo de hoy de Federico Arreola por una caricatura que dibuja al Presidente como a un nazi, a Diego Fernández como un perro y a Marta Sahagún arrodillada, y por supuesto, la permanencia del discurso de las Chachalacas en los mensajes de Andrés Manuel López Obrador.
No lo puedo evitar: cada vez que lo escucho siento que se equivoca. No porque le afecte en su campaña - que de hecho lo hace cuando se refiere así a Vicente Fox - sino por lo que revela.
Ayer dijo que el Presidente no se da a respetar al inmiscuir a la figura presidencial en las campañas. El problema, otra vez, en que el fondo de su argumento es que el respeto se gana.
No es así. Al menos no en las sociedades democráticas. Vuelvo con mi ejemplo: si alguien roba, no está respetando a los demás, pero eso no avala que se le torture. El tratar a los otros con respeto es una condición elemental de convivencia, porque lo otro es abrir la puerta a que alguien defina quién sí y quién no merece ser tratado con respeto.
Julio - lector de este sitio - ha insistido en señalar que no soy imparcial porque escribo más de AMLO que de los otros candidatos. Aprovecho para señalar que este sitio no pretende ser un espacio de información como un diario; lo que ofrezco aquí es mi lectura del proceso electoral y me parece que López Obrador - así lo avalan las coberturas en general - es más noticia que sus adversarios, porque puntea en las encuestas pero también por lo polémicos de sus discursos.
En todo caso, debo decir que me parece interesante que a Calderón le hayan dejado la tarea de presentar sus propuestas, mientras el PAN se encarga del trabajo sucio. Al tiempo que Roberto Madrazo sigue haciendo campaña como saben los priístas: con acarreo, compra de voluntades (ahora regalando boletos al cine), y haciendo uso de las estructuras que todavía le quedan. Francamente, me parece que ninguna de sus campañas, en este momento, merece más comentarios.
Ojalá las campañas adquieran nuevos tonos, por lo pronto, me parece que lo más responsable es advertir sobre el enrarecimiento del ambiente político, con la esperanza de estar equivocado.

1 Comments:

At 8:35 p.m., Anonymous Anónimo said...

necesitamos verdades abiertas. lo felicito.- jmorteg@hotmail.com

 

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