4/26/2006

¿Quién ganó el debate entre los candidatos?

Valió la pena el debate. Criticado por muchos por su rígido formato, el primer encuentro entre los candidatos a la Presidencia de la República nos recordó lo importante que resultan estos espacios para la vida democrática de un país. No obstante sus limitaciones, el esquema sirvió para avanzar en dos aspectos fundamentales: conocer más de las personalidades y de las definiciones de quienes aspiran a gobernar a México.

Apenas habían transcurrido algunos minutos y ya estaba claro cuál sería la apuesta de cada quién. Para Roberto Madrazo, la clave de su éxito radica en convencernos de su diagnóstico del país. México está de cabeza, dijo una y otra vez el priista, y en su afán de ganar votos insistió en recordarnos la violencia del narco y el reciente conflicto laboral. Para ello, el tabasqueño recurrió – al inicio y al final de su intervención – a diversas notas periodísticas. Consciente tal vez del déficit de credibilidad que arrastra el candidato y que quiso suplir con avales externos para sus dichos.

El problema para Madrazo es que su inseguridad se hizo evidente. Atado permanentemente a sus tarjetas fue incapaz de mantener la mirada frente a la cámara, pecado que pagó ahí mismo al salir por momentos de cuadro al tener que agacharse para recoger una de sus imágenes de apoyo. La escena fue contundente y la pregunta inevitable, ¿En dónde está el candidato? Cuestión que sigue sin resolverse hasta este momento. Madrazo se vio rígido, física e intelectualmente. Al grado de ser incapaz de salirse del guión de críticas que traía preparado para la ocasión. Calderón es el candidato del IVA, repitió en más de dos ocasiones el candidato, propuesta que nunca estuvo sobre la mesa.

A sus propios errores, Madrazo debe sumar los aciertos de sus adversarios. “No paga impuestos”, acuso Roberto Campa, al tiempo que Felipe Calderón invocaba el departamento que el tabasqueño tiene en Miami. Las reacciones en las diversas mesas de análisis postdebate fueron casi unánimes: Madrazo fue el gran perdedor de la noche.

Su derrota fue el triunfo de Elba Esther Gordillo quien presente a través de Campa, recordó uno de los temas del divorcio: la indefinición priista en torno a las llamadas reformas estructurales, eje de la propuesta de Nueva Alianza. Campa tenía dos misiones y las cumplió: obstruir a Madrazo y definir su proyecto. El acierto habría sido mayor si el mensaje hubiera sido transmitido por un mensajero menos enojado.

La serenidad ausente en Campa fue uno de los activos de Patricia Mercado. Fiel a si misma se mantuvo sobre su discurso: combate a la desigualdad, a la discriminación y decidida defensora de las minorías. Mercado no tuvo miedo. Valiente se atrevió a sugerir que la penalización del aborto impide que las mujeres puedan decidir entre tener un hijo o seguir trabajando. Nos puede gustar o no su posición, pero todos supimos cuál es. Mercado tuvo su oportunidad y la supo aprovechar.

¿Quién ganó en este debate? A mi no me queda duda, fue Felipe Calderón. Se apegó a su mensaje a lo largo de las dos horas. “Soy el Presidente del empleo”, insistió hasta el cansancio. Fue el único que jugo con el humor al calificar a Madrazo como el nopal – al que cada día se le descubren más propiedades - y lanzó guiños a Mercado, Campa y hasta los electores del PRI. “Conozco priistas decentes”, les dijo.

La silla vacía favoreció al panista. Sus propuestas sociales – algunas cuestionables - no encontraron réplica y mantuvo el ritmo hasta el final, presumiendo su independencia de las notas, las mismas que le jugaron rudo al priista al caérsele.

Luego de este primer encuentro, Mercado repuntará en las encuestas electorales, Campa podrá entregar buenas cuentas a la Maestra, Madrazo deberá replantear su estrategia y Calderón deberá mantener su inercia durante los próximos dos meses, con todo y el Mundial de futbol incluido.

¿Qué pasa Andrés Manuel López Obrador? Fue el gran ausente de la noche. Su ausencia física se extendió al terreno de la discusión. No fue el tema obligado y así deberá asumirlo. Luego de tres años como el puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador llegará debilitado al segundo debate entre los presidenciables. Ahí estará, ahí tendrá que estar el próximo 6 de junio y ya veremos de qué esta hecho. Por lo pronto y a estas alturas de la contienda ya se habrá dado cuenta de su error.